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Gea y yo




Conocer a Gea, es como conocerme a mi misma. Sin embargo, hay algo que nos diferencia.
Yo soy una persona bastante más flexible, es decir, que me dejo avasallar y pisar... soy la clase de persona que muchos considerarían una especie de... "fracasada".
Pero Gea, es esa parte de mi que anda perdida y/o oculta en alguna parte de mi mente. Ella es impulsiva, activa, pasional... toda esa agresividad que yo no sabría enfocar hacia ninguna parte, toda esa agresividad que siempre quise tener... ella, ella la controla a su antojo. Domina cada resquicio de mi mente, de mi cuerpo...

Hoy en la oficina, fue un Kaos total. El grupito de las "guays", es decir, la secretaria del jefe Laura, la coordinadora de sala Esther y la lameculos de mi turno, Gloria. Se ajuntaron como siempre, para irse a desayunar y al regresar, Laura fingió como cada Viernes no haberse acordado de avisarme. Mientras tanto, yo atendía como loca el teléfono. La centralita, desbordada por las llamadas incesables de las clientas disgustadas por el nuevo producto sin futuro de una cosmética nueva. Encima, no había cenado nada la noche anterior y estaba muerta de hambre. Pero claro, como siempre las "guays" tenían tiempo de sobra para fumarse un cigarrito antes de regresar a sus mesas...
Cansada de esperar, de verlas hacer tiempo hablando sin cesar, etc... Me alce de mi silla y me abalance hacia la seguramente inevitable negación de Esther...
 - Esther, hace más de diez minutos que debería haber salido a desayunar. ¿Es posible que vaya ahora? Es que... verás, el teléfono no a dejado de sonar en toda la mañana y yo... ya tengo hambre... por... porque ayer no cene nada...¿sabes? - continué con mi discurso.
 - Verás Alex, yo puse un horario para las salidas y si tu no has salido a desayunar antes... es tu problema. Si tienes hambre, muy bien, mi consejo es que pases más hambre estas cogiendo tripa, ¿no te habías dado cuenta? - respuesta implacable de Esther, sin olvidar su giro de cabeza al más puro estilo de la niña del exorcista.
Antes de volver a mi mesa con el ego por los suelos...
 - Mira, si tanta hambre tienes... puedes hablar con Vanesa para que salga unos minutos más tarde. Pero dudo mucho que te cambie el horario. -añadió Esther.
Vaya... Vanesa... Vanesa era la hijastra del jefe. Hacia tan solo unos meses que su madre y el habían tomado la decisión de unirse en santo matrimonio. Cosa que a Vanesa le había ido genial. Le llovió del cielo un ascenso y un trato especial y delicado por parte de toda la oficina. Desde entonces, se había vuelto muy desagradable. Era muy mal educada y egocéntrica... vamos, lo que se diría un bicho.
Me aproximé a ella mientras pensaba mi discurso, a mi espalda podía escuchar a las "guays" cuchicheando expectantes de mi fracaso.
Cuando llegué a la mesa de Vanesa, esta estaba como siempre hablando con su nuevo romance por el teléfono móvil que su nuevo papa, le había dado como parte de la empresa. Vanesa me hizo un gesto para que esperara y entonces apartó el móvil de la oreja unos minutos.
 - ¿Qué quieres, Alexia? -preguntó,con un tono desagradable.
 - Necesito que me hagas un favor... es que no he salido a comer... y... - comencé.
 - No. - interrumpió ella.
 - Por favor, Vanesa. No volverá  a suceder... te lo juro.-dije.
 - No. - insistió, y volvió a colocar el teléfono en la oreja.
Pude oír las risas de las guays a unas mesas más allá. Mientras me volvía lentamente hacia mi mesa, e intentaba evitar la mirada hacia aquel grupito, sentí como algo hervía dentro de mi... Dios mio, no... Gea iba a salir en cualquier momento... intenté huir. Corrí hacia los servicios. Una vez allí, intente relajarme. Suspiré profundamente y metí la cara en agua fría unos minutos. Cuando ya me hube secado la cara, sentí una presión  fuerte en la cabeza. Dios, había perdido el control. Gea andaba libre por la oficina, se acercó a la mesa de Vanesa y le arrebató el teléfono de las manos.
 - ¿Pero qué haces? era una llamada importante, ¿sabes? -rechistó, Vanesa.
 - Escúchame atentamente, porque solo lo diré una vez. - Vanesa asintió con la cabeza, Gea prosiguió. - Tengo hambre y tu no estas ocupada, iré a desayunar ahora y en mi regreso te iras tu. Y todos tan contentos. ¿ Te parece? - terminó Gea.
Vanesa asintió con la cabeza y Gea le devolvió su teléfono. Las "guays" miraron anonadadas y no se escucho el molesto sonido de sus voces en toda la sala. Bajé a desayunar mientras sentía a Gea pelear en mi interior.
 - Yo debería reinar este cuerpo. Eres una estúpida ¿sabes? yo debería gobernar esa mierda de vida que tienes. Conmigo las cosas son más fáciles... deberías saberlo.
Intentaba no escucharla... pero ella tenía razón. Se que la tenía y la tiene... sin esos prontos, o momentos suyos yo no sería nada en esa oficina. Se me habrían merendado hace semanas.

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